¿No te han sangrado nunca las encías? Es más frecuente de lo que nos gustaría por desgracia. Los últimos datos que manejamos actualmente ponen de manifiesto que en España aproximadamente 8 de cada 10 adultos mayores de 35 años padecen alguna enfermedad en sus encías.
¿Qué puede motivar el sangrado de las encías? Según Olalla Argibay, periodoncista y vocal de la Sociedad Española de Periodoncia (SEPA), el sangrado suele ser indicativo de que nuestras encías están enfermas, y de que el acúmulo de placa que se genera alrededor de los dientes está produciendo inflamación de la encía y, en algunos casos más avanzados, también la destrucción de los tejidos de soporte de los dientes.
Asimismo, explica que, normalmente, el sangrado se relaciona con las enfermedades periodontales, es decir, aquellas que afectan a nuestras encías: «Principalmente hay dos tipos: la gingivitis, que es una inflamación reversible y limitada solamente a la encía; y la periodontitis, en la que además de la inflamación de la encía se produce una destrucción irreversible de los tejidos de soporte del diente (hueso alveolar, cemento y ligamento periodontal), y que puede acabar provocando la pérdida de los dientes si se trata».
EL ESTRÉS Y EL EMBARAZO EN EL SANGRADO DE ENCÍAS
Aquí remarca la vocal de la SEPA que precisamente el estrés imperante en nuestra sociedad representa hoy en día un factor de riesgo que podría favorecer el sangrado de las encías.
«Hoy en día sabemos que, entre otras cosas, el estrés modula la respuesta de nuestro sistema de defensa (el sistema inmune) frente a las agresiones bacterianas. La periodontitis (la mal llamada ‘piorrea’) es el resultado de interacciones complejas entre las bacterias de la placa bacteriana (biofilm) y la respuesta inmune inflamatoria de ahí la importante relación», detalla esta especialista.
A su vez, precisa que, en muchas ocasiones, el sangrado de las encías puede dar lugar a dolor por esa inflamación que también se produce. «El sangrado y la inflamación suelen ser indicativo de que nuestras encías están enfermas y de que el acúmulo de placa que se produce alrededor de los dientes está produciendo inflamación de la encía. En algunos casos más avanzados, también se traduce como hemos comentado en una destrucción de los tejidos de soporte de los dientes, lo que se suele asociar también con la aparición de dolor», agrega.
Por otro lado, la especialista en periodoncia recuerda que el sangrado de encías suele ser frecuente en el embarazo, un periodo en la vida de una mujer en el que se producen los mayores cambios hormonales fisiológicos. «Estas variaciones hormonales son capaces, entre otras cosas, de producir un aumento de la inflamación gingival y, por tanto, del sangrado», indica.
De hecho, recuerda que numerosos estudios confirman que durante el embarazo puede producirse un empeoramiento de la salud periodontal, de ahí que una adecuada revisión y valoración antes del embarazo sea fundamental para reducir el riesgo que estas enfermedades inflamatorias pueden tener para los resultados del embarazo (parto prematuro, nacimiento de niños de bajo peso). «La clave está en comenzar el embarazo con salud bucal y medidas preventivas individualizadas, para prevenir el desarrollo o evitar el empeoramiento de las enfermedades periodontales (entre otras)», defiende la experta.
CUÁNDO CONSULTAR Y CÓMO PREVENIR EL SANGRADO
A juicio de la periodoncista, lo más recomendable es acudir periódicamente a las revisiones (mínimo una vez al año) en el dentista, pero si se presentan síntomas como sangrado, mal aliento, hipersensibilidad al frío, movilidad o separación entre los dientes debemos acudir lo antes posible. «Un diagnóstico precoz de cualquier patología permite que los tratamientos sean más sencillos, más efectivos y menos costosos», sostiene esta experta.
Con todo ello, la experta de SEPA remarca que el cepillado riguroso y exhaustivo al menos 2 veces al día (también a nivel interproximal, que es el espacio entre los dientes) y las revisiones periódicas en nuestro dentista de confianza son las mejores armas para prevenir futuros problemas.
«Si tenemos dudas o necesidades especiales, el equipo de profesionales de salud bucal está ahí para aconsejarnos qué es lo mejor para cada uno de nosotros», añade.
A la hora de tratarlas, reseña que todo tratamiento que vayamos a realizarnos en la boca debe ser individualizado y adaptado a nuestro caso, y siempre en base a un correcto diagnóstico realizado por un profesional cualificado para ello. Eso sí, recalca que «no existen ni métodos ni productos milagro, que no nos engañen».
En concreto, especifica esta especialista que el tratamiento de las encías tiene 4 pilares fundamentales:
1. Una buena higiene bucal y un estilo de vida saludable
2. Limpieza profesional a fondo en conjunto con terapias adicionales (si es necesario)
3. En algunos casos más complejos puede ser necesario realizar cirugías en aquellas zonas más afectadas
4. La terapia de mantenimiento periodontal es fundamental para prevenir recaídas.
«Si se sufre de sangrado de encías hay que acudir al dentista para valorar qué tratamiento debe iniciarse para solucionarlo. Posteriormente, el profesional establecerá una frecuencia de visitas para monitorizar la evolución, adaptada e individualizada a las necesidades de cada paciente. Sin olvidar la importancia (fundamental) de los cuidados en casa: cepillado riguroso y exhaustivo al menos 2 veces al día (también a nivel interproximal)», sostiene Olalla Argibay.
De no tratarse adecuadamente el sangrado de encías, la periodoncista remarca que se pueden ocasionar problemas irreversibles en las encías y en los tejidos que sujetan los dientes, incluso llegando a producir la pérdida de dientes, que se aflojan y se caen debido a la destrucción de los tejidos de soporte. «De ahí la importancia de hacer un diagnóstico temprano si existe sangrado de encías», reitera.
En resumen, esta experta de la SEPA resalta que la evidencia actual nos deja claro que tener unas encías sanas tiene consecuencias estéticas y funcionales muy importante. «Ahora sabemos que, además, mantener las encías sanas puede mejorar el control de nuestra glucemia (tanto en personas con diabetes como sin diabetes), puede disminuir nuestro riesgo cardiovascular, o por ejemplo, puede reducir el riesgo de parto prematuro. Por tanto, cuidar las encías supone cuidar el resto del cuerpo», concluye.
Fuente: Infosalus